Un apretón de manos
Mira bien la foto al final de este artículo. Es una de las mejores y más asombrosas fotos que se hayan tomado jamás.
La pequeña mano de un feto se extiende desde el útero materno para aferrarse al dedo del cirujano que lo opera. Tiene, por cierto, 21 semanas de edad, una edad a la cual podría ser legalmente abortado en muchos países del mundo. La mano pequeñita pertenece a un bebé que debe nacer en Diciembre 28 y fue tomada en una operación en EEUU recientemente. Este es un reportaje acerca de un desarrollo médico en el control de los efectos de la espina bífida... y en una foto que repercutirá en el continuo debate del aborto:
Tu primer instinto es retroceder con horror. Parece una toma de algún terrible accidente. Y entonces notas, en el centro de la fotografía, la pequeña mano agarrada al dedo del cirujano. El bebé está literalmente sosteniéndose por su vida. Esta es una de las más extraordinarias fotografías tomadas en la medicina y un record mundial de una de las operaciones más notables.
La foto muestra a un feto de 21 semanas en el útero materno, a punto de sufrir una operación de columna vertebral diseñada para salvarlo de un severo daño cerebral. La cirugía fue efectuada enteramente a través de una pequeñisíma abertura en la pared uterina y el 'paciente' es considerado el más joven en sufrirla.
A esa edad, la madre pudo haber escogido el abortar el feto. Su decisión de no hacerlo, sin embargo, llevó a una asombrosa prueba no solo para la tecnología médica, sino también para la fé.
Samuel Armas tiene espina bífida, la cual deja parte de su espina dorsal expuesta, luego de que el hueso no logró desarrollarse adecuadamente. La operación fue llevada a cabo para cerrar esa abertura y proteger la médula osea, el centro que envía señales nerviosas al cerebro. Así, en un paciente no nacido, la operación fue efectuada sin remover al feto de la matriz. Los instrumentos tuvieron que ser especialmente diseñados para trabajar en miniatura. Las suturas usadas para cerrar las incisiones fueron más delgadas que un cabello humano.
Julie y Alex Armas habían tratado desesperadamente de tener un bebé. Julie, una enfermera de 27 años, había sufrido dos abortos espontáneos antes de embarazarse con el hijo que ella esperaba llamar Samuel Alexander si era un niño. Entonces, a las catorce semanas, empezó a sufrir terribles contracciones. Un ultrasonido reveló la forma del feto en desarrollo y su posición dentro del útero.
Cuando la foto se observó, fue el momento que todo padre en potencia teme. El cerebro de su hijo no nacido tenía problemas y su espina dorsal emergía de una espalda deformada. Tenia espina bífida. Ellos estaban devastados y destrozados, según comenta Alex, un ingeniero aéreo de 28 años.
En esta etapa, e incluso semanas después, la pareja pudo haber decidido tener su embarazo terminado. En su hogar natal de Georgia, Estados Unidos, al igual que en Inglaterra, España y otros paisess los aborto son ofrecidos de forma rutinaria. A pesar de que números exactos no están disponibles, muchos padres aceptan. Para Julie y Alex, quienes son profundamente religiosos, eso no era una opción.
Eso no significaba, por supuesto, que ellos no estaban transidos de dolor pensando que el niño que tanto habían deseado era imperfecto. También les afectaba la culpa acerca de si habían tomado efectivamente la decisión de inflingir a su hijo años de incapacidad, dolor y sufrimiento. Así, al estar en los Estados Unidos, buscaron ayuda en el Internet.
La madre de Julie encontró un sitio que daba detalles de una cirugía pionera que se llevaba a cabo por un grupo de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Tennessee. A pesar de que los resultados no se habían publicado en revistas médicas, ellos alentaron al Sr. y Sra Armas.
Su doctor los puso en contacto con el Dr, Joseph Bruner (es su dedo en la fotografía). Una carrera contra el tiempo había empezado. Debido a que afecta a la columna vertebral, la espina bífida puede llevar a una condición que causa daño cerebral. El Sr. y Sra. Armas fueron informados que si deseaban evitar esa condición, la cual aún no estaba presente en Samuel, ellos debían actuar rápido.
"No me preocupaba que el niño no pudiera andar," dice Julie, "pero quiero un niño que me reconozca."
La teoría detrás de la cirugía es que reparando el desorden espinal antes de que el bebé nazca se previene o limita el daño cerebral y da una mejor oportunidad de mejora. No cura la espina bífida, pero provee de una gran oportunidad de daño limitado a través de intervenciones tempranas.
Los riesgos sin embargo son enormes. La controversia rodea a cada cirugía pues va contra la regla médica general de que el riesgo no debe superar el beneficio.
"Si muere, eso sería horrible para mi y para nosotros," dice Julie antes de entrar en el quirófano. Limpiando sus lágrimas, añade "Pero no para él. La peor cosa puede ser que si no hacemos esto y esto es un tratamiento común cuando él tenga 21, nos diga: por qué no sabían acerca de eso? y nosotros respondamos: Si sabíamos, pero no lo hicimos por ti."
Entonces, una mañana a principios del mes, el Dr. Bruner urgía a su equipo a que se mantuviera callado " Shhh!" decía, "Van a despertar al bebé!" Robert Davis, quien reportó de la operación para el diario USA Today, dijo que la lesión que exponía la espina de Samuel se encontró en una área baja de la espalda, disminuyendo el riesgo de daño nervioso.
Una hora más tarde, el útero es gentilmente puesto en su lugar de nuevo. "Hermoso" dijo uno de los técnicos y el alivió se extendió por la sala.
A Julie le fue permitido ir a casa con Alex en los siguientes días. El bebé se espera para Diciembre 28. El aún no ha sentido el toque de la piel de su madre contra la suya propia y no sabe nada de la vida fuera de la matriz, pero tal vez Samuel Alexander Armas será capaz de apretar la mano del Dr. Bruner de nuevo.
Nadie puede no sentirse conmovido por la poderosa imagen de esos pequeños dedos aferrándose a la mano del cirujano. Una mano que puede crear modernos milagros y salvar vidas que de otra manera están condenadas incluso antes de
empezar. Esta foto es un argumento emotivo y concluyente contra la terminación de embarazos anormales.
Foto de neurocirugía del bebé nonato Samuel Alexander Armas.
(Irish Independent Newspaper online 1999)
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