EL DEBATE DE LAS CÉLULAS MADRE
Vía libre para investigar con embriones
El Gobierno reforma la ley de Reproducción Asistida y autoriza los ensayos
El próximo año podrían comenzar las primeras investigaciones con células madre embrionarias, en busca de nuevas terapias para diversas enfermedades
LUIS IZQUIERDO - 26/07/2003
Madrid. – El Consejo de Ministros aprobó ayer una reforma de la ley de Reproducción Asisitida que permitirá la investigación con células madre procedentes de embriones sobrantes en los tratamientos de fecundación asistida. Lo anunció la ministra de Sanidad, Ana Pastor, quien señaló que la iniciativa “aborda este asunto buscando una solución ética y abierta a la investigación”.
El ministerio pretende, al mismo tiempo, resolver el problema de las decenas de miles de embriones congelados que se acumulan en los centros de reproducción asistida desde los años 80 y que, según fuentes de Sanidad, “están más cerca de los 100.000 que de los 10.000”. Los embriones congelados pertenecen a los miles de parejas que durante estos años se han sometido a técnicas de fecundación in vitro.
La modificación legal, que deberá estar aprobada antes de que concluya la legislatura, obligará a los progenitores de los embriones congelados en todos estos centros a tomar una decisión sobre cuál será su futuro. Y para ello se les ofrecerán cuatro opciones: que permanezcan congelados mientras la mujer se encuentre en edad fértil con el fin de intentar nuevos embarazos; su cesión como donantes para parejas que no pueden generar sus propios embriones; su descongelación y cesión para ser destinados a la investigación, o, por último, su descongelación y consiguiente eliminación.
La primera de las alternativas será posible merced a los anunciados cambios, pues la actual normativa establecía un plazo máximo de cinco años para la utilización de embriones congelados. No obstante, las clínicas conservan algunos desde los años 80, pues la ley vigente tampoco establecía qué hacer con los que superasen ese plazo de cinco años. Con la próxima legislación podrán permanacer congelados mientras la mujer esté en edad fértil, pues se estima que la técnica en este terreno es lo suficientemente avanzada como para mantener los embriones en perfecto estado el tiempo necesario.
En el proceso de transferencia de células a la investigación tendrá un papel esencial el Centro Nacional de Investigación Celular y Medicina Regenerativa, que se crea con este propósito. Pastor destacó ayer que el material biológico que se obtenga tras la descongelación podrá ser destinado a la investigación con fines terapéuticos siempre que haya sido autorizado por sus propietarios legales y de acuerdo con una serie de medidas de control científico y ético.
Los especialistas en reproducción asistida y en bioética aplaudieron este aspecto de la reforma de la ley de Reproducción Asistida. Antonio Pellicer, del Instituto Valenciano de Infertilidad, destacó que “resuelve dos problemas a la vez; por un lado, el de los embriones congelados desde hace más de cinco años; por otro, abre la vía a la investigación con células madre”.
En el mismo sentido se manifestó Anna Veiga, bióloga del Institut Dexeus y miembro de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida. “Es una muy buena noticia, porque por fin abre la puerta a la investigación con embriones.”
Para Bernat Sòria, que abrió el debate en España sobre la investigación con células madre, ésta “no es la ley que yo hubiera escrito”, pero “abre las puertas a la investigación”. Sòria, que dirige el Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández de Elx y estudia las aplicaciones de las células madre para remediar la diabetes y enfermedades neurodegenerativas, indicó que una ley como la británica “sería mejor” pero que, mientras tanto, “una ley como ésta nos permite trabajar”.
Para Maria Casado, del Observatori de Bioètica i Dret del Parc Científic de Barcelona, “no impulsar esta reforma hubiera sido ir contra la fuerza de los hechos”.
Núria Terribas, del Institut Borja de Bioètica (que sigue una línea de pensamiento cristiana), señaló que “es aceptable que se autorice la investigación con embriones que ya están congelados, ya que de otro modo habría que destruirlos”. “Pero no sería aceptable que se crearan embriones expresamente para investigar.”
El presidente de Metges Cristians de Catalunya, Josep Maria Simon, tachó de “chapuza” la decisión de Sanidad y aseguró que, a pesar de los controles, “el fraude de la ley está asegurado”.
Por su parte, la Conferencia Episcopal emitió una nota calificando la nueva ley como “mejor pero insuficiente” con relación a la de 1988. Los obispos españoles explican en la nota que el embrión es el “primer estadio de la existencia de un ser humano” y, por ello, destacan la “ilicitud moral de posibles investigaciones realizadas sobre embriones humanos que les produjeran daño o les causaran la muerte”.
En el Congreso, el portavoz socialista de la comisión de Ciencia y Tecnología, Jaime Lissavetzky, consideró como “un paso adelante” la decisión de Sanidad, aunque lamentó que se “haya perdido tanto tiempo –dos años– simplemente por empecinamiento del Gobierno”.
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