"MISIONERA DE LA CARIDAD,
CON EL NOMBRE Y CON LA VIDA"
Juan Pablo II recuerda con emoción a su amiga la Madre Teresa de Calcuta
CASTEL GANDOLFO 7 sep (ZENIT).- Por segunda vez consecutiva, Juan Pablo II consagra su intervención pública a recordar el testimonio de la Madre Teresa de Calcuta. Desde que el Papa recibió la noticia de su muerte, directamente desde Calcuta, el nombre de la religiosa albanesa es el que más veces ha pronunciado. Agnes Gonxha Bojaxhiu -nombre de pila de la Premio Nobel de la Paz en 1979- visitaba al Papa cada vez que venía a Roma. Al fin y al cabo eran vecinos, desde que el mismo Santo Padre quiso ofrecer un lugar en el territorio de la Ciudad del Vaticano a las Misioneras de la Caridad para que pudieran instalar una casa para ofrecer comidas calientes a los pobres y una cama limpia a las mujeres sin techo de la Ciudad Eterna. No es de extrañar, por tanto, el que le traicione la emoción al pontífice cuando pronuncia el nombre de Teresa de Calcuta.
Por ello, sin ningún preámbulo, Juan Pablo II comenzó su habitual intervención dominical con estas palabras: "Quiero recordar a mi querida hermana, la Madre Teresa de Calcuta, que concluyó hace dos días su largo camino terrenal". El Papa confiesa: "He podido encontrarme con ella muchas veces y mantengo vivo el recuerdo de su pequeña figura, doblada por una existencia transcurrida en el servicio de los más pobres, pero siempre llena de una inagotable energía interior: la energía del amor a Cristo".
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Ante miles de personas que se habían congregado para escucharle en el palacio apostólico de Castel Gandolfo, residencia veraniega de los pontífices, el Santo Padre continuó diciendo: "Misionera de la Caridad: esto ha sido la Madre Teresa, de nombre y de hecho -la congregación religiosa que fundó la Premio Nobel se llama precisamente Misioneras de la Caridad-. De este modo -explicó el Papa- ha ofrecido un ejemplo tan arrollador que ha atraído consigo a muchas personas, dispuestas a dejar todo para servir a Cristo, presente en los pobres".
"Misionera de la Caridad", volvió a repetir el Santo Padre. "Su misión comenzaba cada día, antes de la aurora, ante la Eucaristía. En el silencio de la contemplación, la Madre Teresa de Calcuta sentía resonar el grito de Jesús en la cruz: 'Tengo sed'. Este grito, acogido en lo profundo del corazón, la llevaba a salir a las calles de Calcuta y de todas las periferias del mundo en búsqueda de Jesús en el pobre, en el abandonado, en el moribundo".
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El Papa quiere que el mundo aprenda la lección de esta sencilla mujer.
"Esta religiosa conocida en todo el mundo como la Madre de los pobres -explicó Juan Pablo II-, deja un ejemplo elocuente para todos, creyentes y no creyentes. Nos deja el testimonio del amor de Dios que, al ser acogido por ella, transformó su vida convirtiéndola en un don total a los hermanos. Nos deja el testimonio de la contemplación que se hace amor, y del amor que se hace contemplación. Las obras que ha realizado hablan por sí mismas y manifiestan a los hombres de nuestro tiempo ese elevado significado de la vida que, por desgracia, parece perderse frecuentemente".
Juan Pablo II recordó una de las máximas preferidas de la religiosa de origen albanés: "Servir a los pobres para servir a la vida". "La Madre Teresa no perdía ni una oportunidad para subrayar en todo momento el amor por la vida", recordó. "Sabía por experiencia que la vida alcanza todo su valor, a pesar de las dificultades y contradicciones, cuando encuentra el amor. Y siguiendo el Evangelio, se convirtió en el 'buen Samaritano' de cada persona que encontró en su camino, de cada existencia en crisis, en el sufrimiento o en el desprecio".
© CNN
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Dado que el Papa ha decidido consagrar al tema de la familia el resto de las alocuciones dominicales hasta que se celebren las II Jornadas Mundiales de las Familias en Brasil (2 al 5 de octubre), recordó el pensamiento de la Madre Teresa de Calcuta sobre esta realidad. "Una familia que reza es una familia feliz", dijo el Papa citando las palabras que pronunció la fundadora de las Misioneras de la Caridad en la I Jornada Mundial de las Familias que se celebró en Roma en 1996. "Todavía hoy -reconoció el Papa-, las palabras de esta inolvidable Madre de los pobres mantienen su fuerza intacta".
Juan Pablo II continuó tomando prestadas algunas expresiones de la Madre Teresa: "En la familia -observaba la religiosa- se ama como Dios ama: es un amor que todo lo comparte. En la familia se experimenta la alegría de amar y de amarse el uno al otro. En la familia hay que aprender a rezar juntos. El fruto de la oración es la fe, el fruto de la fe es el amor, el fruto del amor es el servicio y el fruto del servicio es la paz". "¿Cómo es posible no acoger esta invitación a fundar el auténtico bienestar y la auténtica felicidad de la familia sobre la sólida base de la oración, del amor y del servicio mutuo?", se preguntó el Papa.
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El Santo Padre celebró ayer una Misa de sufragio por la Madre Teresa. Más tarde se encontró en la localidad cercana a Roma, Marino, con los participantes en el Congreso promovido por la asociación italiana "Centro de Voluntarios del Sufrimiento". En una pista de patinaje en la que se encontraban reunidas más de seis mil personas, Juan Pablo II también quiso referirse al ejemplo de la religiosa que falleció el pasado viernes. "Al recorrer incansablemente los caminos del mundo, la Madre Teresa ha marcado la historia de nuestro siglo: ha defendido con valentía la vida; ha servido a cada ser humano promoviendo siempre su dignidad y su respeto; ha hecho experimentar a los 'derrotados de la vida' la ternura de Dios, padre cariñoso de cada criatura suya. Ha sido testigo del evangelio de la caridad, que se alimenta del don gratuito de sí mismo hasta la muerte".
© Kerygma, ltda.
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